Juan Arias
Arranca en Brasil el movimiento de los indignados contra la corrupción
El inicio de las movilizaciones reúne a unas 25.000 personas en Brasilia, donde a escasos metros se celebraba el desfile oficial del Día de la Independencia.- En los próximos días, 35 ciudades de todo el país celebrarán sus propias marchas, convocadas a través de la Red
JUAN ARIAS | Río de Janeiro 07/09/2011
En Brasilia, la manifestación ha reunido a 25.000 personas, según la policía. La protesta discurre a 300 metros del desfile nacional de la independencia, presidido por la jefa de Estado, Dilma Rousseff. Las fuerzas del orden no han permitido a los participantes acercarse a la ceremonia oficial pese a que las manifestaciones han sido anunciadas por los organizadores como pacíficas y desligadas de cualquier partido, "en la línea del 15-M de Madrid", según destaca el diario O Globo. Al revés, como han indicado los nueve senadores que han creado un grupo de apoyo a las manifestaciones contra la corrupción, se trata más bien de "defender la iniciativa de la presidenta de endurecer sus acciones contra la ilegalidad, vista con malos ojos hasta por políticos de su mismo partido y de algunos partidos aliados del Gobierno que han perdido ya cuatro ministros".
Los manifestantes, tanto en Brasilia como en São Paulo y en las otras ciudades han salido con pancartas contra la corrupción y la impunidad, en las que se leían frases como "no, vosotros no podéis"o "el lugar de los políticos corruptos es la cárcel". Con las caras pintadas, muchos vestidos de negro en señal de luto o con narices de payasos y haciendo ruido con todo lo que podían, los manifestantes no han provocado ningún altercado que haya precisado la intervención de la policía.
Entre las reivindicaciones de los indignados de Brasilia estaba que el Supremo juzgue y condene a los 37 acusados del gran escándalo político de 2005, con el soborno a los diputados por parte del Gobierno que casi le costó el cargo al entonces Presidente Lula.
Aunque el grueso de los manifestantes lo componían los jóvenes, en las marchas también se ha visto a niños y personas mayores. Los miles de manifestantes que han salido a la calle en todo el país tienen un mérito especial, según ha dicho el senador Cristovam Buarque -uno de los nueve miembros de la Cámara Alta que apoyan a los indignados- porque a la misma no se han adherido ni el Partido de los Trabajadores (PT), que en el pasado siempre ha estado al frente de todas las grandes protestas sociales, ni movimientos como los Sin Tierra, la Unión Nacional de Estudiantes (UNE) o los grandes sindicatos.
El procurador general de la República, Roberto Gurgel, sí ha dado su apoyo a las manifestaciones. Las apoyan también el Colegio de Abogados de Brasil (OAB), la Asociación Brasileña de Prensa (ABI), la Conferencia Episcopal Brasileña (CNBB) y la Federación de Industria de Río (Firjan), que además ha lanzado el Manifiesto de empresarios brasileños a favor de la ética en la política.
A través de las redes sociales se ha pedido a los manifestantes que salgan con las caras pintadas de negro en señal de luto por la corrupción que humilla al país. Walter Magalhães, de 28 años, uno de los organizadores de la marcha de Brasilia, comenta: "No basta con quedarse sentados cómodos en el sofá. Necesitamos hacer algo para demostrar que estamos vivos y en contra de toda esa corrupción".
Como las manifestaciones han sido organizadas a través de Internet por las redes sociales, es imprevisible el número de participantes, aunque, como destacan los analistas políticos, lo importante es que "el fuego ya ha prendido".
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